El porno ha ganado terreno en los últimos 30 años y, como cualquier otro sector, está evolucionando. Y las camgirls son la tendencia actual. Sus mecánicas y sus vibras son muy diferentes, y eso es precisamente lo que aprecian los amantes de este tipo de productos, que hoy se encuentran ante una industria envejecida que es poco más que un simple negocio, para gran disgusto de los consumidores.
Las condiciones del mundo de la pornografía tienden a deteriorarse, como lo atestigua la exactriz X Ovidie, quien en la actualidad es productora en la misma industria. Esta es quizás una de las razones por las que las camgirls son tan exitosas: shows más espontáneos, con más interacción, más libertad, intercambios directos… Son pequeñas cosas que marcan la diferencia entre estas dos actividades.
Desde la madre hasta la vecina
Lo que hay que considerar es que cualquier mujer puede hacer shows en vivo. Una madre de familia, una jovencita en flor, una tigresa, trans, fetichista… Todo es posible; hay para todos los gustos y colores. Eso es lo que le gusta a los clientes. Esta proximidad, esta sensación cómoda de no estar frente a una profesional del porno, con la cual eres un espectador pasivo, te lleva a más intercambios. Si sabes cómo hacerlo, ganarás rápidamente suscriptores que estarán encantados de pagarte por tus servicios.
El personaje de «la vecina» funciona bien porque permite a los usuarios proyectarse a sí mismos. Es como mirar por el ojo de la cerradura. «Todas las estrellas porno, con algunas excepciones, han metido la plata frente a las cámaras», afirma Stephen des Aulnois, fundador del sitio web de cultura pornográfica Le Tag Parfait.
Un pequeño lado voyerista que agrada. Una vez encendida la cámara, las camgirls entran en sus personajes, olvidan su vida privada mientras la luz de la cámara está encendida, y se dedican por completo a sus suscriptores.
¿Más freemium o más cámara-a-cámara?
Para explicar de manera más sencilla cómo funcionan las cámaras web en vivo, hay dos modalidades: freemium y cámara-a-cámara. El primero es gratuito y el segundo no lo es. Básico, simple. En 2001, LiveJasmin propuso esta modalidad de operación. Líder de la industria, fue seguido por grandes plataformas como Chaturbate, Cam4, MyFreeCams, Bongacams, XloveCam… que funcionan casi de la misma manera, pero difieren en sus detalles.
De vuelta al tema, los suscriptores pueden acceder de manera gratuita a los espectáculos públicos y compartir con sus camgirlsfavoritas. Más allá de eso, funciona con tokens (la moneda de la plataforma). Si quieren solicitar una acción o un servicio de una modelo, tendrán que darle tokens. Por ejemplo, para recompensar la actuación de la camgirl o pedirle que realice una acción (desnudarse o similares), hay que pagarle con tokens (nota del editor: se lanzan) que cuestan 10 centavos por unidad. Un flashtits (mostrar los senos) cuesta alrededor de 100. Meterse un juguete sexual en la vagina cuesta el tripe, e incluso más para otras proezas corporales con frutas y verduras, etc.
También es posible recibir un show privado cuando el usuario desea tener algo de privacidad. Y los que dan propinas (los pagadores) podrán echarle un vistazo rápido al show privado, pero no tendrán acceso a todo el espectáculo. ¡Y «show privado» no necesariamente quiere decir sexo en línea!
En un show público, el vídeo está asociado a un chat. Los tokens y mensajes enviados directamente a la camgirl pueden verse en él. A diferencia de la pornografía, se interactúa con el actor o la actriz que hace el show. Es este voyerismo activo lo que les gusta y anima a comunicarse y compartir:
«He hecho shows públicos que no han sido de naturaleza sexual, con muchas risas y discusiones; al final, ha sido casi una velada divertida con amigos«, dice Carmina, de 31 años, que describe su actividad como sexo íntimo compartido. Por supuesto, puedo acariciarme y correrme, pero eso no es todo. El compartir es el enfoque central de los shows de camgirls; las relaciones sexuales son casi secundarias«.
Esta implicación personal, muy diferente al porno, contribuye al éxito de estas plataformas y de las camgirls:
«Cuando ves una película, eres muy pasivo. En el show de una camgirl, tienes que estar activo para que algo suceda, tienes que romper la barrera de la pantalla«, afirma Stephen des Aulnois. Por eso es que los juguetes sexuales digitales OhMyBod son tan populares. Con cada token, el objeto vibra. La interactividad es instantánea. Es un truco, pero funciona muy bien«.
La camgirl no tiene obligaciones
Otra característica que atrae tanto a las camgirls como a los clientes es que no hay obligaciones. Ella es libre de conectarse cuando lo desee, por el tiempo que desee, y no está obligada a llevar a cabo todas las solicitudes de sus suscriptores. Siempre pueden pagar y pedir, pero ella no está obligada a nada. Es un pequeño juego que puede estimular tanto al consumidor como a la camgirl. Además, algunas quedan atrapadas en el juego y a veces superan los límites que querían autoimponerse en un principio, lo que a veces lamentan. Sin embargo, en el momento del registro, ellas especifican lo que aceptan o no, y eso se muestra en su perfil. No obstante, siguen siendo libres de tomar sus propias decisiones.
«No le rindo cuentas a nadie. Soy libre de elegir mis horarios y mis atuendos. Se puede hacer desde cualquier lugar; todo lo que se necesita es un buen ordenador, altavoces, micrófono y cámara«, dice ClaraHot, una mujer que ha estado ganando hasta 5.000 euros al mes por más de 10 años.
Sea unas pocas horas al mes o un trabajo a tiempo completo, la modelo elige cuánto tiempo conectarse. «Somos nuestras propias jefas, y es divertido ganarse el dinero haciendo exactamente lo que uno quiere, cuando uno quiere, y además divertirse«, añade Carmina, que revela su vida de camgirl en un blog.
«El hecho de que el cliente pague no significa que yo vaya a hacer lo que pide. Soy yo quien decide», insiste Carmina. Además, aquellos que dejan propinas pagan como recompensa por el show, no para solicitar acciones«.
Camgirls: ¿las nuevas prostitutas 2.0?
Si las camgirls son el futuro del porno, uno se pregunta si lo mismo es cierto para la prostitución. Las plataformas se defienden contra esto, y afirman que no ofrecen ese tipo de servicios. Sin embargo, no pueden controlar lo que hacen las modelos. Las cuales son libres de aceptar citas externas bajo su propio riesgo. Tampoco es nada recomendable que las chicas den sus datos personales, su dirección, etc… Y se les aconseja que elijan un buen apodo que oculte su identidad.
Cabe también señalar que el funcionamiento varía de un país a otro. En Francia, por ejemplo, las niñas son verdaderamente independientes. Sin Dios y sin reyes, ellas se administran a sí mismas. Para utilizar un servicio llave en mano, devuelven entre el 30% y el 75% del monto ganado en sus shows. Este (gran) porcentaje incluye los costes de alojamiento, el ancho de banda del sitio y la comisión.
«Nos proporcionan una plataforma de cámaras web y gestionan todas las operaciones», explica ClaraHot. «Ellos se encargan de la publicidad para atraer a los clientes, así que realmente entiendo que sus comisiones son importantes», admite.
Después, siempre es posible ser totalmente independiente, pero tiene su costo… Sin embargo, para ganar aún más suscriptores, es aconsejable tener otros perfiles en otras plataformas y en redes sociales, o incluso montar un sitio web gratuito.
Pero este no es el caso en todas partes. Los casos de Europa del Este o de América del Sur son bien conocidos en esta industria. Hay «fábricas de cámaras» que explotan a las camgirls haciéndolas trabajar muchas horas con ingresos mínimos. Fábricas de dinero muy rentables para los que las administran. Por lo tanto, no todas las camgirls son tratadas de la misma manera.
En cualquier caso, lo cierto es que este nuevo modelo económico está sustituyendo gradualmente a la industria pornográfica clásica. Y atrae tanto a los usuarios de internet como a las camgirls. Aquí, las niñas administran todo, y ya no sufren los a veces degradantes escenarios usuales en el mundo de la pornografía. Mientras tengan buen material para sus shows. Tendrán el potencial de hacer lo que quieran y vivir de ello.