El trabajo como Camgirl: 3 prejuicios que debemos olvidar

Hay quienes piensan que ser una camgirl es solo un pasatiempo y no un trabajo real. Si bien es divertido y las chicas se la pasan bien, también es necesario ser paciente y aprender de la experiencia para lograr ganar mucho dinero con este oficio. Y es que, para una profesión tan provocativa como esta se requiere mucha concentración : los prejuicios.

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El trabajo de las camgirls es tan honrado como el de cualquier otra persona. Así que no hay razón para avergonzarse al actuar de manera seductora frente a la cámara. Contrariamente a la creencia popular, no basta con acostarse en una cama o sentarse en una silla con una sonrisa en la cara para recibir dinero.

Se requiere mucho trabajo duro y dedicación. De lo contrario, no se puede construir una base de fans que paguen. Así que, ya que los prejuicios sobre las actividades de las camgirls persisten obstinadamente en la mentalidad de la mayoría, vamos a desmitificar 3 ideas erróneas comunes acerca de ser una camgirl. Focus en los prejuicios.

 

Prejuicio #1: está mal mezclar sexo y dinero

Consideremos el contexto. Vale, las camgirls vendemos sexo virtual, pero en ningún caso es obligatorio encontrarse con los fans y vender nuestros cuerpos como una escort o prostituta. Me gusta pensar que somos más bien fantasías sexuales en pantalla chica. Ser una camgirl es vender un sueño, es despertar tus fantasías y los deseos de los hombres a través de una cámara en vivo.

Algunos nos comparan con actrices porno, y es verdad que lo que hacemos se acerca más a lo que hacen ellas que al trabajo de las prostitutas. Sin embargo, la mayoría de las camgirls son simplemente estrellas solitarias que cumplen los deseos más alocados de sus fans. Además, cuando no me gusta uno de mis suscriptores o un usuario, puedo bloquearlo, lo cual no es posible en otras profesiones sexuales a las que nos asocian erróneamente.

Moralmente, ¿qué es peor: a.) vender sexo por internet b.) ofrecer un préstamo con cuotas ocultas o c.) estafar a ancianos vendiéndoles cosas que no necesitan? Personalmente, prefiero ser una camgirl, hacer mis shows en vivo y obtener grandes regalos que he ganado de mis fans. Francamente, encuentro que la opción «a» es mucho más honesta.

 

Prejuicio #2: No debería pagarte para que tengas sexo

¿Entonces tener sexo simulado en vivo debería ser gratis? ¿Es común que una persona cualquiera exhiba su intimidad en cámara como lo hacen las camgirls y camboys?

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Entiendo que hay gente que no disfruta de su trabajo, y lo siento por ellos, pero precisamente reciben un salario para seguir haciéndolo. En mi caso, he tomado la decisión de tener orgasmos en mi actividad profesional y que se me pague por ello para mantener un nivel de vida modesto. Además, ser camgirl me da una cierta libertad porque, como empresaria independiente, manejo mis horarios, me doy múltiples vacaciones y puedo charlar con múltiples personalidades. Si no te gusta tu vida, arriésgate y busca lo que realmente deseas.

Si quieres verme dándome placer a mí misma, tendrás que pagarme. ¿No te parece justo? Ten en cuenta que pongo a tu disposición mi tiempo, mis habilidades, mis experiencias, además de cumplir tus deseos. 

 

Prejuicio #3: cualquiera puede filmarse y recibir dinero sin esfuerzo 

Si estar frente a una cámara y enfrentarse a la mirada de muchos extraños fuera fácil, todos lo harían. Ser una camgirl requiere muchas habilidades. Y también tener confianza en sí misma. Puesto que solo si te sientes deseable puedes emitir una energía agradable para tu audiencia. Sonreír es extremadamente importante al momento de interactuar con una audiencia en vivo. Así como escuchar y saber anticipar las necesidades de todos. Incluso cuando se expresan de una manera quizás muy directa. Porque, seamos honestos, no todo el mundo cuida sus modales cuando habla con una modelo de webcam. El éxito en este oficio se define típicamente por la capacidad de entender y satisfacer una petición y de evitar frustrarse y apagar la cámara. Mantener el control y el poder es también esencial, ya que esto inspira confianza para futuros espectáculos.

En conclusión, ser una buena camgirl requiere varias cualidades especiales y no es tan fácil como parece. Hay que dejar de lado los prejuicios estúpidos que empañan nuestro trabajo. Personalmente, tengo un verdadero afecto por mis seguidores. No los percibo como simples bolsas de dinero. Al contrario, busco entender sus deseos y a menudo puedo anticipar lo que me pedirán. Ellos, a su vez, respetan mis límites. Y me agradecen con consejos, regalos y otras cosas por el placer que les ofrezco. Es un intercambio mutuo entre mis fans y yo y eso es lo que me hace una buena camgirl.

 

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