Es bien sabido que las camgirls son una fantasía. Sin embargo, aún permanecen en la sombra de la pequeña o gran pantalla. Por mucho que la historia de una actriz porno o de una escort sea fácilmente abordable, las camgirls permanecen al margen del cine o la televisión. ¿Cambiará eso? Quizás con mediometrajes como Flesh Memory.
La industria de la pornografía existe desde hace mucho tiempo. El mundo de las camgirls y la erótica es más reciente. Al menos, tal y como lo conocemos. Aunque poco a poco empieza a sustituir a los gigantes del entretenimiento para adultos, el mundo del livestream sexual aún no se ha descubierto por completo. Sin embargo, poco a poco van apareciendo películas o series que empiezan a abordar el tema.
La película Cam, una historia escandalosa y poco optimista
Esta película, distribuida por Netflix, ha dado mucho de que hablar. En este largometraje, una camgirl, Alice, a la que se le paga por realizar espectáculos eróticos, se ve atrapada por un chantajista que amenaza con destruir su vida. Una película apasionante, pero que, como suele ocurrir, muestra la otra cara de la moneda, que no siempre es de color de rosa.
Esta historia es interesante, pero es penoso ver siempre los lados malos o los peligros potenciales de un trabajo que es mucho más seguro que el de escort, por ejemplo. Como camgirl, no te encuentras con tus clientes y no tienes contacto físico directo. Es cierto que la seguridad de tus datos personales es primordial. Lo único que tienes que hacer es elegir la plataforma adecuada: LiveJasmin, Chaturbate, XloveCam… servirán. Existen desde hace años y son fiables y seguras. Es poco probable que ocurra el tipo de percance que experimentó Alice, a menos que la camgirl facilite su propia información personal o que un ejército de hackers decida ir a por ella específicamente. Es poco probable, hay que admitirlo.
Pero la película sigue siendo divertida si te gusta la buena ficción.
Flesh Memory, un documental respetuoso y delicado
Finley Blake es una cam girl: se gana la vida mostrando sexo en Internet, delante de su webcam. Tiene 33 años, vive sola en una casa aislada en Austin (Texas). E intenta recuperar la custodia compartida de su hijo, que le fue arrebatada por su profesión. Al principio, Finley parece estar sola, incluso solitaria. Pero tiene una ventana al mundo a través de su negocio de camgirl. Ella decide cuándo y a quién exponerse, o no exponerse más, y hace que este acto sea vendible. El acto sexual, que Finley simula o realiza en tomas fijas … Logra una grata fusión entre su crudeza y su evidente dulzura, una dulzura casi olvidada en el cine.
Lo que me gusta del enfoque de este documental es la sobriedad y la discreción del director. Sentimos su vínculo con esta mujer que lucha por conseguir lo que quiere. Escondida en las profundidades de su casa de los suburbios de Texas. Lo que también llama la atención es que rápidamente nos damos cuenta de que la vida de Finley no es secreta ni fantaseada. Es real.
Y como todo ser humano, pasa por las mismas pruebas que los demás, pero sigue siendo única.
Otro punto que nos introduce en la vida de Finley son sus tatuajes. Cuentan su propia historia, y el director destaca cada uno de ellos como una posible historia que contar, permitiendo que Flesh Memory se vista de nuevas atmósferas. Y al final, esta casa que parecía vacía al principio del documental lo está mucho menos al final.
Flesh Memory es un documental que sigue la vida de esta mujer durante unos días de su vida, tan solitaria como concurrida, y se centra en gran medida en las pantallas que son su contacto privilegiado con el mundo. Realizada en 2018 y premiada en numerosos festivales en 2019, aún estamos esperando su estreno en salas. Más que una simple película que describe el negocio de las camgirls … Este mediometraje lleno de dulzura, respeto y admiración muestra el lado humano de la persona que está delante de la cámara.